El Cero Juicio

¿Qué es el cero juicio?

Seguro que has escuchado muchas veces la expresión “cero juicio” o “sin juicio”.

¿Qué significa? ¿A qué se refiere la gente cuando usa esa expresión? ¿A qué te refieres tú, cuando la utilizas?

Yo te voy a hablar desde este lado de la realidad. No sé si lo que vas a escuchar resonará contigo, pero de lo que si estoy segura es de que te hará reflexionar de cómo se ve esta expresión desde ahí, tu ladito y, lo mejor de todo, podrás comprobar si en tu día a día pones en práctica el cómo lo ves tú.

Para mi, emitir un juicio es algo que no podemos evitar, pues somos personas que pensamos y tenemos opinión de las cosas. Tenemos preferencias, gustos, hay cosas que nos encantan y otras que no tanto.

Así que, para mí, es imposible que haya cero juicio.

Lo que sí diferencio es el tipo de juicio que emitimos y, también, el cómo lo emitimos. Es decir, podríamos decir que lo que debemos evitar son las etiquetas e imponer nuestra realidad por encima de la de las demás personas.

Recuerda que la realidad es la misma pero cada persona la distorsiona a su manera.

Hace un tiempo, hablando con un familiar le daba mi opinión sobre un tema en el que estábamos involucrados ambos, y usé esta expresión: “te lo digo sin juicio pero…………”, y este familiar me decía: “si, estás juzgando….”.

Así que me fui para casa con la matraquilla: ¿estaré juzgando?, ¿no estaré juzgando?… ¡ay! ¡Qué mal…..!

Después de mucho reflexionar me di cuenta que, desde mi realidad, uso mal esa expresión.

El juicio, como opinión, no sólo es que no podamos evitarlo, es que creo que, a emitirlo, le estamos dando valía a nuestro parecer sobre algo y nos sirve para determinar que si y que no.

Ahora, el juicio para hacer daño, el juicio porque sí aunque no vaya conmigo la cosa, el juicio para etiquetar o atacar la identidad de una persona. Ese, no vale.

Así que, a partir de ese día sigo usando la expresión “cero juicio” o “sin juicio” pero, desde aquí, lo que significa es sin etiquetas, ni imposición ni ataque.

¿Te resuena todo esto?

Antes de ponerte un ejemplo muy del día a día, déjame contarte que después de descubrir lo que significa para mí y desde este lado, la expresión “cero juicio”, tuve una conversación con una gran amiga donde hablábamos del juicio, de no emitir juicio.

Podría decirte que desde su lado puede ser que no se viera exactamente esta expresión como desde el mío. Pero si te puedo decir una cosa, ambas respetamos la perspectiva de la otra, y aunque las dos opinamos de manera distinta, primaba el respeto por la otra, y eso es el verdadero no juicio.

Y ahora si, vamos con el ejemplo.….

No es lo mismo decir que las aceitunas son malísimas a decir que para mi, las aceitunas son malísimas

¿Ves la diferencia?

Normalmente vamos en nuestro día a día imponiendo el cómo vemos la realidad desde nuestro lado, sin dar opción a las demás realidades, sin respetarlas…. Y no somos conscientes de que al no respetar el ladito de la realidad de las demás personas, no estamos dando a respetar nuestro ladito de la realidad.

Y esto nos pasa en nuestra familia, en los entornos de trabajo, con los amigos y amigas, en los entornos escolares y de actividades de nuestros hijos e hijas.

¿Se acuerdan cuando nuestros mayores decían que en la mesa no se hablaba ni de fútbol, ni de política ni de religión?

Pues, creo que estamos llegando a un punto en que cómo sigamos así no vamos a poder hablar… directamente, así de radical.

Porque si te paras a pensar un poco, en casi todos los temas de conversación nos estamos jugando un conflicto, discusión, etc, al no respetar los demás lados de realidades y al no expresarnos correctamente para que la otra persona entienda que estás respetando su perspectiva y además poniendo en valor la tuya.

Y si te estás preguntado que, qué pasaría si la otra persona impone su lado de la realidad…. Pues te dejo aquí otro refrán de los abuelos y abuelas … ¡qué sabios eran!!

“Dos no discuten si uno no quiere…..”

Pueden pasar dos cosas:

O que la otra persona no se baje del burro, y entonces tú puedes decidir o montarte también en el burro, o poner fin a la conversación (ojo, eso no quiere decir que en según que circunstancias tengas que tomar decisiones y acciones para que la situación concreta se solucione).

O que respetando tú, el lado de la otra persona, consigas que, la otra persona, se de cuenta de que es su visión, su perspectiva lo que está compartiendo y no la verdad verdadera.

Por ejemplo, si volvemos al ejemplo de las aceitunas, y alguien te dice: “buuuaahhhh las aceitunas son malísimas…..” y tú le dices: “bueno… a mi me parece que están sabrosas…”, es muy muy probable que la otra persona te diga…. “Pues a mi me parecen malísimas”. Y habrá cambiado el “son malísimas” por el “a mi me parece….”

¿No te ha pasado alguna vez? Oye, y también al contrario…. El ser la otra persona la que te da su parecer, dejando claro que es suyo, y darte cuenta tú de que estabas imponiendo y corregir la expresión.

Seguro que te ha pasado con un penalty pitado en el partido de futbol de tu hijo o hija, en la cantidad de agua que le pones al arroz, en si prefiere que el colegio de tus hijos o hijas use tablet o libro de textos, en si te gusta más el invierno o el verano…… Piensa un momento y seguro que lo vas a ver claro.

Y ese es el objetivo, que identifiques, te identifiques cuando estés imponiendo tu realidad, y que sigas entrenando exponer y dar a respetar tu realidad sin faltar el respeto a la realidad de las demás personas.

No sé cómo lo puedes estar viendo ahora mismo, pero estarás conmigo de que esto bien aplicado en nuestro día a día, con todo lo que tenemos que lidiar, nos lo hace más sano, ¿verdad?

Y como madres y padres de familia, ¿qué crees que pueden aprender nuestros hijos e hijas si nos ven expresarnos respetando las realidades de las demás personas?

Imagina cómo podrían ser los entornos donde ellos y ellas se involucren, su colegio, instituto, extraescolares, amigos/as, la familia, por supuesto….. respetando las realidades de los demás pero dando valía a la suya.

Para mí ese es el paso necesario para una verdadera inclusión…RESPETAR. Respetar lo que pienso, siento hago, respetando a la vez lo que piensan, sientan y hacen las demás personas.

Si esto se hace así, estaríamos actuando desde el amor, y el amor es respeto y el respeto es inclusión.

Así que te invito a que identifiques tu ladito de la realidad, sea en el tema que sea, te invito que lo hagas o empieces haciéndolo con las cosas más pequeñas o incluso esas que te puedan parecer insignificantes, para que no sólo lo empieces a entrenar sino que también te des cuenta cómo, continuamente, tenemos que relacionarnos con las demás personas y sus lados de la realidad.

Y que, te des cuenta de que tú lado es totalmente válido, y el de las demás personas también.

Te Abrazo.