LA RED DE APOYO DE LAS MAMÁS DESPIERTAS

En muchas ocasiones, te he hablado de cómo las mamás con hijos/as con neurodiversidad necesitamos, muchas veces, ser incluidas, apoyados, entendidas.

Es normal encontrarnos en situaciones familiares donde la madre es la que desempeña el papel fundamental en la vida de su hijo/a y lleva todo el peso de la carga emocional de la familia.

Casi de una forma automática, las madres solemos adquirir el papel de todoterreno sin caer en la cuenta de que, también, como el resto de personas que nos rodean somos seres humanos que necesitamos, exactamente, las mismas atenciones emocionales que el resto de personas.

Adquirir este rol de mamás todopoderosas, nos lleva a que nos resulte más difícil soltar, ese ya famoso, control. Y como si de un bucle se tratara, seguir al frente de todo sin aceptar y reconocer que, muchas veces, necesitamos y merecemos ayuda.

Pero, ¿cuánto nos cuesta reconocer que necesitamos esa ayuda, esa red de apoyo? Y, por otro lado, ¿qué hay de malo en reconocer que necesitamos seguridad, apoyo, amor, comprensión e, incluso, validación?

Y no quiero decirte con esto que estemos esperando las dos palmaditas en la espalda para seguir adelante. Te hablo de la retroalimentación. De necesitar y, sobre todo, ser merecedora de recibir de nuestro entorno, al mismo tiempo que damos.

En mi libro, Mamás Despiertas, te hablo de que hay que dar para recibir y que la primera persona que debe de estar en esa fila, y aunque te pueda parecer egoísta, eres tú.

Si bien, hay que dar para recibir, tienes que darte a ti primero para que, entre otras cosas, lo que des a las demás personas sea de calidad.

Así que, con todo esto claro, el primer paso es ACEPTAR. Aceptar que, a veces, no puedes con todo. Aceptar que, a veces, no eres la mejor opción. Aceptar que, a veces, necesitas parar. Aceptar que, a veces, necesitas apoyarte en alguien de confianza. Alguien que no te juzgue, alguien que no te cuestione, alguien que, aunque no pueda entenderte al 100%, esté ahí para sostenerte.

Y fíjate que te digo “a veces”. Es muy importante que, al mismo tiempo que trabajas la aceptación de que necesitas esa red de apoyo, también te auto-valides por todas esas veces que puedes con todo y con más. Todas esas veces que eres la mejor opción. Todas esas veces que sigues, sí, como una todoterreno. Todas esas veces que puedes seguir con o sin apoyo.

Normaliza. Normaliza que estar mal, no está mal. Que necesitar a esa red de apoyo es necesario y reconfortante. Que, como todo en la vida, tus emociones, tus ánimos, son cíclicas y que de esos “a veces”, si los enfocas con una buena actitud, vas a sacar muchos aprendizajes para ti, tu hijo/a y tu familia y entorno.

Y para aceptar, para normalizar, necesitas, y es de vital importancia, que trabajes tu despertar. Que te conviertas en una verdadera Mamá Despierta. Una Mamá Despierta que, a pesar de todas esas situaciones, días, etc, donde necesitamos un empujoncito, no nos quedemos en ese bucle de victimismo, sino que miremos hacia adelante, siempre, con actitud.

¿Y cómo elegir la red de apoyo? Pues aunque te parezca una locura, esa red no la debes buscar o no aparecerá, hasta que no comiences a trabajarte a ti misma. Porque sí, nos rodeamos de mucha gente pero no toda es de confianza y no toda está preparada para esa misión tan importante como es sostenernos.

El famoso autor y conferencista Jim Rohn dijo una vez: “Somos el promedio de las cinco personas que nos rodean”. Normalmente pasamos nuestro tiempo con las personas con las que más conectamos. Y conectamos con las personas según nuestra vibración, que va a estar muy determinada por la actitud que tenemos ante la vida.

Y como la actitud es nuestra, y, digamos que, es el imán que va a atraer a esas personas con una actitud ante la vida similar, es nuestra actitud y no la de otras personas la que debemos de trabajar. Es nuestra aceptación y no la de los demás, la que debemos integrar.

De esa manera, llegarán e identificaremos a esas personas que merecen estar a nuestro lado, acompañarnos en la vida y si, convertirse en nuestra red de apoyo.

Una red de apoyo de vital importancia. Una red de apoyo valiosísima, y que muchas veces pasamos por alto o sólo reconocemos en los momentos donde no podemos más.

Una red de apoyo, al igual que una red de circo, que asegura que si un trapecista cae, no sufra daño, debe de estar cuidada, sin roturas, fuerte, sólida. Nos tiene que dar la seguridad de que caigamos con la fuerza y altura que caigamos, está preparada para sostenernos, cuidarnos y que no nos hagamos daño.

Y, como no todos los bucles son nocivos, volvemos al comienzo. Para cuidar tu red de apoyo, primero debes cuidarte tú. Para validar a tu red de apoyo, primero debes de validarte a ti misma. Para aceptar a tu red de apoyo, primero debes aceptarte como persona, mujer y madre.

Aceptar, la clave está en aceptar con Actitud.

Bendice y agradece tu red de apoyo. Cuídala cada día para que esté siempre a punto para ti. Cuídala por el principio, cuidando de ti, antes que de nadie.

Te Abrazo.

Carolina Rodríguez